jueves, 10 de marzo de 2011

CAMBIO DE AIRES


No recuerdo el día en que nací. Así que a efectos legales

- mi voz interior, en adelante, en este color:
(¿..............?)(qué demonios digo, si soy un periquito, qué carajos se yo de legalidades...?
(todo lo que leéis lo digo en voz alta, bueno, lo escribo

¿en voz alta?..., si la voz no se escribe, "pardal" ...claro)


nací el día que llegué a esta casa, el día 9 de Marzo de 2011..., casi a punto de las Fallas, de hecho, ya suenan los petardos en la calle.

...elegí un mal día para mudarme.


No sé cuándo nací, ni dónde, aunque tuvo que ser cerquita de donde he ido a parar, en la provincia, tal vez la ciudad, de Valencia, en España. Los más listos ya habrán deducido que vivo en Valencia...

Bien. Nombre no tengo, al menos en mi idioma. Pero la persona que me ha elegido de entre mis otros amiguetes periquitos (y periquitas!!) mis compañeros anteriores, a los que, la verdad, algo hecho de menos todavía, ha decido llamarme D'Artagnan. Creo que en lo único que he de parecerme a él es en la edad, pues soy joven, como el...

Pero para ser honesto, creo que debieran haberme llamado D'Artagnan "II", o ponerme otro nombre, directamente.
¿Que porqué? Oí en la tienda la historia de un hermano, al que no tuve la suerte de conocer en aquella casa grande, que murió antes de llegar yo a mi destino. Murió, dicen, porque estaba enfermo...: demasiado enclenque, el pobrecito... Él fue el primer D'Artagnan que tuvo el chico...
Lo enterraron ayer los padres humanos que viven en la casa a la que voy..., han venido a llevarme con ellos; Ellos dos, y la persona que me quería..., Lucas se llama. Ya os hablaré de él más adelante.

Mi casa de ahora es una jaula bastante grande, de la que tengo la idea de escapar, seguro..., al tiempo.
Por lo que he oído comentar a los humanos, de todos modos, parece que su intención es liberarme pronto..., en unos días. De ser así, tendré que dejar de escribir mi diario...

De momento no me quejo, y estoy bastante tranquilo. Paso la mayor parte del tiempo sólo, en mi jaula. Los humanos de la casa se mueven por los alrededores sin hacerme demasiado caso. A menudo, me da la impresión de que me hablan a mí... voy asimilando sus palabras, aunque son muy distintos de mis silbidos y gorjeos, con la esperanza de trabar amistad conmigo, oigo que pronuncian mi nombre, tratan de imitar mis llamadas y acercan su cara a mi jaula como para que les vea mejor...

Estoy en el comedor de la casa, o en el cuarto de Lucas, con él muy cerca.
Empieza a caerme bien el humano este...

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