martes, 29 de marzo de 2011

POR SU FORMA LO CONOCERÉIS...



Las cosas en casa van sucediendo deprisa. Todos los miedos de los primeros días desaparecen como si nunca hubieran sido.

Jamás hubiera pensado llegar a llevarme tan bien con estos humanos. Ponerme tan cerca de ellos, de sus caras, de sus manos, de sus bocas terribles…, y este humano especialmente, el que más atención me presta…, es el que mejor me cae.

Lucas es el menor de los dos más jóvenes de la casa. Al otro apenas le veo. Cuando nos sentamos a la mesa…, bueno, cuando ellos se sientan y yo revoloteo por el comedor, es cuando, a menudo, estamos todos juntos.

Lucas tiene un hermano mayor, el que decía antes, que se llama como el padre de los dos: Emilio. Mª Carmen es su madre. Vería más lógico que se llamasen Athos, Porthos y Aramis, y aún así faltaría uno…, (¿acaso Richelieu?) pero ya se sabe que estos humanos están por educar… Desde que me trajeron a este lugar, es el que aparece en la foto el que más veces ha pronunciado mi nombre.
Cuando llega a casa, a mediodía o por la tarde, busca mi jaula, y, ya en su cuarto, o en donde estoy, abre la puerta y me llama. La mayoría de las veces acudo a su mano, o a su cabeza, y ya casi nunca hace falta que me ofrezca comida. La verdad, y aunque parezca mentira, estar junto a ellos me resulta entretenido, ¡son tan distintos a mí y tienen tantas cosas por picotear…! Además, hace tiempo que no me quitan mis comederos para obligarme a comer de su mano, y las pocas veces que aún lo hacen, es al menos durante mucho menos tiempo que la primera vez, y yo creo que es para que tenga ganas de pegar unos bocados de esa golosina que me dan…

Cuando me lleva a su cuarto, él se entretiene en sus cosas y yo inspecciono su habitación, me pongo por las alturas, en las estanterías, en los marcos de los cuadros, sobre la puerta de su cuarto..., picoteo papeles sobre su mesa, aterrizo en su cabeza y le muerdo el pelo, o me entretengo haciendo ejercicios y piruetas por los lugares que encuentro cerca de donde él está sentado…
El me dice cosas…, pero la verdad, entiendo poco de lo que habla, aunque empiezo a comprender las cosas que espera de mí…, por eso, más que a ningún otro de la casa, le hago caso cuando levanta su mano y me llama, me paro sobre sus dedos y el se acerca mucho a mí, y dice mi nombre con cariño…

viernes, 18 de marzo de 2011

VOLANDO EN LIBERTAD..., CONDICIONAL


Esto que os voy a contar ahora, pasó hace ya unos días. Y es que, tan sólo llevo aquí 15 días. Y si hace esas dos semanas me cuentan las cosas que han logrado estos humanos conmigo, me parto la pechuga...

Y es que esto ya si que no hay dios (de los periquitos) que se lo crea..., me han abierto la jaula y me han dejado salir..., y vuelo libremente por la habitación..., definitivamente, estos humanos son impredecibles, nada que ver con el claro lenguaje de los compañeros que tuve en la jaula donde nací...
Allí, si un compañero te piaba en determinado tono, sabías sin sombra de dudas que ese lugar del palito era de él. Si otro se acercaba a ti con determinado erizamiento en sus plumas faciales, más te valía no gorjear ni una nota. O cuando yo quería algo, qué sencillo era graznar alocadamente, nadie cuestionaba mis quejas...

Aquí, se han limitado a decir mi nombre, acercar sus manos a mi jaula, abrir la puerta y, desde lejos, silbar no sé qué ni en qué idioma. Lo cierto es que después de acercarme a la puerta, asomarme, volver a mi palo, volver a asomarme, y comprobar finalmente, asombrado, que no había truco ni engaño pues, qué quieren...

¡he echado a volar...!, eso sí, lo más lejos que he podido de ellos, lo más alto que me dejaban las paredes y el techo de esa habitación que llaman comedor. Lo más alto y lo más lejos que había volado nunca de cualquier sitio... libre, casi libre...

Había pasado allí ya varios ratos con ellos, cuando se sientan a alimentarse con esos artilugios plateados que usan. La verdad, estoy ya acostumbrado a sus voces, y hasta a sus gritos, que también los dan. Estoy acostumbrado a sus extrañas formas, a su enorme tamaño, y a sus manos que me han dado comida sabrosa. Así que, lo reconozco, fui algo cruel con ellos yéndome a lo alto de aquella caja negra, que ellos llaman altavoz...

No he dejado pasar demasiado tiempo y, algo arrepentido, y (sobretodo) ante la vista de esa comida que saben que me vuelve loco, no lo dudé demasiado, y volé hasta la mano de Lucas, el más joven...


He comido, he volado, he vuelto a comer, y vuelto a volar.
Me han hecho sentirme como nunca desde que nací. Jamás había podido volar tanto rato, ni tan lejos, sentir que el espacio está ahí para que yo lo explore y lo disfrute. Y esa casa, la que ahora también es mi casa, está ahí sin limitaciones...
Es verdad que a veces he tropezado (no se dónde) y no he podido pasar hacia lo que parecía un espacio aún más abierto, aún más grande..., pero creo que he tenido suerte..., no se si habría sabido encontrar el camino de regreso a la comida, a la casa de los humanos, a la casa de mis nuevos amigos, de Lucas...


Después de un buen rato, me he sentido mucho mejor. Mucho más tranquilo. Aunque ya no tenían comida todo el rato, no me sentía mal del todo subido sobre sus dedos..., incluso, era muy agradable, cuando, con mucho cuidado, me han acariciado...

Creo que ha empezado una curiosa relación entre estos humanos y yo, un periquito...

VOSOTROS GANÁIS... Y YO COMO!

Parece increíble, y ni yo mismo me lo quiero creer.
Cuando llegué a esta casa, hace ya más de una semana, todo en ellos me resultaba ajeno, extraño. Terrible y desconocido.
Para mí, los humanos siempre habían sido lo mismo: monstruosos seres horribles, emitiendo sonidos horribles y horribles olores. Todo en ellos desde mi nido que ya apenas recuerdo, me resultó insoportable. Lo que más, su costumbre de llevarte siempre donde quieren sin preguntar nada y, aún peor, sin dejarte nunca usar tus alas.

No podía perdonar esto último, dejarme sin volar..., sí, apenas unos revoloteos por las jaulas que he conocido, ya muchas en mi corta vida, pero siempre con barrotes al final de cada salto, siempre con barreras en el techo, en el suelo, en todos lados...

...pero algo en estos humanos los hace ser distintos, y les lleva a querer algo de mí que todavía no acabo de entender.
El que me habla y me llama D'Artagnan, ese humano en especial, parece empeñado en que oiga ese absurdo nombre que, no obstante, empiezo a encontrar divertido cuando lo oigo de sus labios... Ese, el más joven, es también el que creo que me puede comprender mejor..., algo en Lucas me hace sentir que quiere de mí algo especial. Pero..., ¿el qué?

Desde el día en que me quitaron la comida (total, eso fue ayer), he oído ese nombre a todas horas, y siempre con un tono amigable, siempre con una melodía amistosa...
pero lo cierto es que me han tenido sin comer y, ha ocurrido, no entiendo cómo, que mis miedos empiezan a desaparecer..., qué digo, mis miedos se caen como caen las hojas de los árboles al agitar el viento sus ramas en otoño.

Ha pasado de repente, sin esperarlo, y mientras repetían suavemente mi nombre, sin acabar de creerlo, he visto cómo abrían la puerta de mi jaula, y una mano ha entrado, pero no me ha asustado demasiado, porque me ha parecido ver...¡comida!, sí, comida entre sus dedos..., sabrosa comida...!!, ¡ya me diréis quién se puede resistir a eso! Yo, al menos, ya os digo que no..., por cierto, la de la foto, es la mano de la única que es distinta a los demás en esta casa, la única hembra del grupo.

Bueno, pues después de un poco de hambre, parece que estos humanos sabían lo que se hacían..., y aquí me tenéis, comiendo de su mano!!

Sé que algo más esperan de mí..., pero eso, ya lo iré averiguando más adelante.

martes, 15 de marzo de 2011

ASCETISMO (¿pero es que me han puesto a dieta...? ¡que me lo expliquen...!)


"Se denomina ascética o ascetismo a la doctrina filosófica y religiosa que busca purificar el espíritu por medio de la negación de los placeres materiales; al conjunto de procedimientos y conductas de doctrina moral que se basa en la oposición sistemática al cumplimiento de necesidades de diversa índole que dependerá, en mayor o menor medida, del grado y orientación de que se trate. En muchas tradiciones religiosas, la ascética es un modo de acceso místico.

La mayoría de los sistemas ascéticos desdeñan las necesidades fisiológicas del individuo por considerarlas de orden inferior. El fundamento de este aserto reside en la adhesión a dualismos del tipo alma-cuerpo, espíritu-materia, bien-mal."

Esto es lo que pone en la Wikipedia...

...pero a mí no me engañan..., ocultan algo estos humanos.

Cuando me he despertado esta mañana, iba a picar algo, pero..., mis comederos estaban...¡¡vacíos!! No podía ni creérmelo, desee mi posadero miraba el lugar donde me están poniendo la comida y no había nada..., he tenido que bajar y meter la cabeza dentro. ¡¡Yo es que alucinaba..., nada... DE NADA!!!

He debido de quedarme con cara de tonto.


Pero al momento, se han puesto a hablar Lucas (este ya me lo he aprendido, lo nombran mucho por aquí, a veces, a gritos...), y su padre, o eso creo que es el de barba y gafas...
Me ha parecido que hablaban algo que tenía que ver conmigo, he sacado mis oídos de allí dentro y he prestado atención...
...a ver...
¡sí, están hablando de mí! ¡atento!...




Por lo visto, algo he pillado, dicen no se qué de darme de comer en su mano... ¡¡¡JA!!!, lo llevan clarito estos humanos ilusos..., ¡ni loco!

¡¡¡Jo**r!!!
¡¡¡QUÉ HAMBRE!!!

Bueno, mientras se van decidiendo, me voy a ir arreglando las plumas un poco, que llevo tanto revoloteo que se me están encrespando todas..., además, de paso me entretengo...
...yo tranquilo..., ya se cansarán, ya!!
¡¡¡Porque si no les meto una querellita que lo flipan!!!

jueves, 10 de marzo de 2011

CAMBIO DE AIRES


No recuerdo el día en que nací. Así que a efectos legales

- mi voz interior, en adelante, en este color:
(¿..............?)(qué demonios digo, si soy un periquito, qué carajos se yo de legalidades...?
(todo lo que leéis lo digo en voz alta, bueno, lo escribo

¿en voz alta?..., si la voz no se escribe, "pardal" ...claro)


nací el día que llegué a esta casa, el día 9 de Marzo de 2011..., casi a punto de las Fallas, de hecho, ya suenan los petardos en la calle.

...elegí un mal día para mudarme.


No sé cuándo nací, ni dónde, aunque tuvo que ser cerquita de donde he ido a parar, en la provincia, tal vez la ciudad, de Valencia, en España. Los más listos ya habrán deducido que vivo en Valencia...

Bien. Nombre no tengo, al menos en mi idioma. Pero la persona que me ha elegido de entre mis otros amiguetes periquitos (y periquitas!!) mis compañeros anteriores, a los que, la verdad, algo hecho de menos todavía, ha decido llamarme D'Artagnan. Creo que en lo único que he de parecerme a él es en la edad, pues soy joven, como el...

Pero para ser honesto, creo que debieran haberme llamado D'Artagnan "II", o ponerme otro nombre, directamente.
¿Que porqué? Oí en la tienda la historia de un hermano, al que no tuve la suerte de conocer en aquella casa grande, que murió antes de llegar yo a mi destino. Murió, dicen, porque estaba enfermo...: demasiado enclenque, el pobrecito... Él fue el primer D'Artagnan que tuvo el chico...
Lo enterraron ayer los padres humanos que viven en la casa a la que voy..., han venido a llevarme con ellos; Ellos dos, y la persona que me quería..., Lucas se llama. Ya os hablaré de él más adelante.

Mi casa de ahora es una jaula bastante grande, de la que tengo la idea de escapar, seguro..., al tiempo.
Por lo que he oído comentar a los humanos, de todos modos, parece que su intención es liberarme pronto..., en unos días. De ser así, tendré que dejar de escribir mi diario...

De momento no me quejo, y estoy bastante tranquilo. Paso la mayor parte del tiempo sólo, en mi jaula. Los humanos de la casa se mueven por los alrededores sin hacerme demasiado caso. A menudo, me da la impresión de que me hablan a mí... voy asimilando sus palabras, aunque son muy distintos de mis silbidos y gorjeos, con la esperanza de trabar amistad conmigo, oigo que pronuncian mi nombre, tratan de imitar mis llamadas y acercan su cara a mi jaula como para que les vea mejor...

Estoy en el comedor de la casa, o en el cuarto de Lucas, con él muy cerca.
Empieza a caerme bien el humano este...