lunes, 4 de abril de 2011

A VER QUÉ ME APETECE PICOTEAR AHORA...




Cada día que pasa los extraños hilos que me atan a estos humanos se hacen más cortos. Últimamente, me suelen dejar volar con más frecuencia, y en especial, en las horas de las comidas, como ya contaba el otro día.
Lo cierto es que en esos ratos, estar con Lucas es muy divertido, aunque también me da por visitar a menudo las cabezas de todos los que se me ponen a tiro, los demás miembros de la familia, e incluso gente nueva para mí que a veces aparece por la casa mientras yo estoy suelto revoloteando a mis anchas.

Ayer conocía a sus abuelos, los padres de su padre. Y el hombre, que me pareció el más mayor de todos los humanos que yo había visto hasta entonces, se alegró mucho al acordarse de no se qué pariente mío que fue, increíble, amigo de su padre!
Y aún de otro que fue, vaya tela, amigo del padre Lucas..., ya me parecía a mí que estos humanos conocían bastante bien cómo somos los periquitos. De no ser así, creo que no podría haberme hecho amigo suyo...

La zona que sobre todo conozco es la del comedor, pero también la del cuarto de Lucas. A veces, mientras él merienda, me gusta incordiarle con lo que sea que él tiene entre las manos...

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